viernes, 21 de septiembre de 2012

Pájara nocturna

Suelo escribir por si mañana no te veo, esparcirme en este recreo y dejar mis sentimientos plasmados en el papel, la tinta de este boli que vivió miles de batallas conmigo y que me persigue, allá donde vaya vendrá él, aunque a veces pienso... no hay tinta suficiente para describir lo que quieres decir en ese momento y el diccionario escasea de las palabras exactas cuando en el reloj marca una hora y sigues hasta las tantas de la madrugada, café en el escritorio junto a él una lata vacía de red bull que indica que esta noche no se duerme, todo fluye la cosa es dejarlo marchar y así encontrar la perfección entre versos, poeta callejero busca princesa para dormir en su castillo de cartón, las ojeras reinan en este cuerpo, kilos de menos al escribir de más, sabré lo que es llorar cuando ya no queden lágrimas, empezaré a escribir de verdad cuando se acaben las páginas, el alma llora, el corazón lo consuela, la mente acompaña y la boca es el pañuelo en el que derrama sus penas, la vida tirada en un banco, la muerte empuña un porro, va de boca en boca como un falso rumor, litronas que dan vida, copas de sobra la quitan, una rosa se marchita en medio de un gran jardín y nadie lo nota, el niño se hace hombre y el hombre quiere ser niño mientras el anciano recuerda en la cama del hospital, un llanto anuncia la llegada al mundo y también la despedida irónico verdad? cómico suena incluso, libre entre rejas y preso en un parque, la mente se abre y el pantalón con ella que casualidad encontré en mi cajón aquella botella, guardo el mensaje por si algun día estuvieras

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