domingo, 27 de marzo de 2011

Una noche

Cansado de la misma historia de siempre, de dar los pasos equivocados, de tropezar cien mil veces con la misma piedra, de quedarme a mitad del camino... Cansado de llevar todo sobre mis hombros, de cargar con problemas ajenos y dejar los mios en segundo plano para luego actuar. Sentado y apunto de explotar mientras observa como todo ami alrededor es distinto a mí, y es que siempre esa sonrisa no puede acompañarme, siempre no puede estar presente ese buen humor y en ocasiones como esta se añora un abrazo, se necesita un oido en el cuál desahogarte, una mano amiga que te acompañe hasta el final del camino o al menos que te dé unas pequeñas indicaciones para hayar la salida a este sinsentido que me lleva de un lado a otro y que no cesa de dar vueltas.
Puedo asegurar que soy el primero que quiere sonreír, el primero que no quiere echarse a temblar y que no le salgan nada más que borderías, y así escribiendo intento aguantar todo, intento evadirme y no pensar, pero sin querer una lágrima se escapa, una lágrima imposible de parar, una lágrima que lleva tras de sí días y días callado, aguantando todo, ayudando en lo máximo posible, una lágrima de alguien que ahora se siente solo en medio es la multitud, de laguien que solo quiere respirar en paz, que no quiere molestar a nadie...
Lo peor de todo es que sé que jamás me cansaré de equivocarme, que meteré la pata una y otra vez y que, desgraciadamente nuca cambiaré...

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