domingo, 2 de enero de 2011

Año nuevo

Y aquí me tienes, el primer día del año mirando al cielo, descansando de una dura noche y pensando en lo que este 2011 deparará, te fijas en los distintos apartados que tiene la vida y haces balance del año anterior, por supuesto, como todo el mundo quieres que te vaya mejor en este nuevo año, quieres cerrar un ciclo y abrir otro completamente nuevo, disfrutar con los de siempre pero a la vez conocer gente, quieres saltar, gritar, bailar... pero tienes cosas más importantes que hacer. De nuevo vuelves a mirar el cielo, una estrella parpadea en la lejanía, apenas se ven dos o tres ya que la luz de las farolas y la contaminación impiden ver el resto, pero tu estás más pendiente de tu cabeza, de pensar en esos apartados de tu vida, de ordenarlos todos uno en uno, intentas buscar la solución para arreglar tus problemas. Pisas con el pie derecho por eso que dicen que es bueno entrar así el año, te pones algo rojo y comes doce uvas para seguir con las tradiciones, durante el resto del año sueles ser poco supersticioso pero en esta época sigues todas las tradiciones. Vives pensando en que puedes hacer para cambiar un poco tu vida, en este año no me he marcado ningún propósito salvo ser feliz, vivir el día a día al máximo para que mañana pueda respirar más tranquilamente, para que preocuparse del ayer si ya está muerto, enterrado bajo montones de arena y encima de él se empieza a construir un buen presente para el futuro. Empiezas el año solo y lejos de amedrentarte, eso te llena de fuerza ¿Para qué buscar? Sabes que tarde o temprano va a llegar y que cuando llegue solo tendrás que sentarte y disfrutar, solo tendrás que saber como son las cosas y vivir al máximo todo lo que puedas. Empezar lento, sin prisas, saborear cada momento y corriendo los riesgos necesarios, no pasarse del límite de velocidad pero sí llegar a rozarlo, hacer esas locuras que tanto tiempo llevas pensando hacer y por fin disfrutar de todo al máximo. Preocuparse tan solo por los pequeños detalles de la vida y dejar a un lado el materialismo, querer a una persona y que esa persona te corresponda, quizás, es lo mejor que puede venir en este año, un amor que dure lo que tenga que durar, que me haga disfrutar el día a día, un sinónimo perfecto del carpe diem, sí, quiero eso, quiero que ella me mire y sonría, que se sienta cómoda conmigo, que vea que el amor existe y que no siempre es la misma historia, sí, quiero enamorarme y que se enamoren de mí, todo acaba pero la belleza de un momento reside en que fluye, por su propia naturaleza se nos escapa de los dedos, eso lo hace aún más precioso.

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