martes, 21 de diciembre de 2010

Sube...

Te encuentras en lo alto de la cuesta chillándole al mundo que eres feliz, hace sol y el cielo está completamente despejado, la temperatura es perfecta y no cabe duda de que se trata de uno de los mejores días de tu vida, un día de esos en los que el viento sopla con la fuerza adecuada, en los que nada te puede borrar la sonrisa de tu cara, subiste la cuesta y ahora tienes ante tí una mansión de felicidad y tranquilidad, todo eso es fruto de tu esfuerzo, de tu trabajo diario, de tu constancia y afán de superación, te sientes super bien y te crees que nada te puede hacer mal. En un instante, empieza soplar un viento inaguantable, el cielo se empieza a llenar de nubes y comienza a llover, no sabes donde resguardarte, la lluvia no cesa y tu te encuentras solo en lo alto de esa montaña, el viento cada vez sopla más y más fuerte y poco a poco arrasa con todo lo que se va encontrando, te metes en esa mansión, piensas que nada te puede pasar pero de repente el viento empieza a soplar con más y más fuerza y derrumba esa mansión que tanto trabajo te había costado construir, para tu sorpresa, ante ti tienes otra montaña, una montaña inmensa, gigantesca, imposible de escalar, no sabes por donde subir y se te queda cara de no entender nada. En tan solo cuestión de horas todo se ha estropeado, tu estabas en tu montaña, tranquilo y feliz, cuando de repente, sin comerlo ni beberlo te has visto sin nada y con una montaña demasiado grande delante ¿Ahora que haces? No puedes volver atrás, sería un error comportarte como hasta ahora, aunque si es cierto que así al menos eras feliz, pero no hay que retroceder ¿Mirar hacia adelante? Resulta prácticamente imposible ya que esa montaña te tapa toda la visión ¿Entonces? Piensas y piensas y descubres que no hay otra manera que subir la montaña, no sabes como lo vas hacer, no sabes cuando lo vas hacer, solo sabes que tienes que hacerlo por tus propios medios, que de nuevo la vida te ha dejado solo en medio de todo, que has perdido una batalla pero la guerra sigue activa y no puedes tirar la toalla por haber recibido un par de golpes, quizás los más duro en mucho tiempo, sí, pero no dejan de ser un par de golpes. Siéntate y escucha a tu alrededor ¿Lo oyes? son las voces de tus amigos diciendo que no merece la pena estar mal, pero claro, tu ahora mismo no puedes estar de otra forma, te sientes mal contigo mismo, sientes impotencia, has dado lo mejor de tí pero no ha sido suficiente y te sientes como una mierda, pero así es la vida. La vida esta llena de caidas, de barro, de precipios, de arenas movedizas y de montañas pero, ¿Y qué? tu estás lleno de vida, estás lleno de ese coraje que durante tanto tiempo has demostrado y tienes que subir esa cuesta aunque sea con los dientes, tienes que subir la cuesta y la vas a subir por que tu puedes, por que te vas a llenar de valor y vas a sonreír orgulloso de tus acciones y de tu forma de ser, que basta de tonterías, que ahora que sientes que te hundes es cuando tienes que nadar con más fuerza y si te caes te levantas y sigues hacia adelante, que la vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla...

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