viernes, 22 de octubre de 2010

Un objetivo

Y hoy, como todas las mañanas al despertarme, me miré al espejo que está justo enfrente de mi cama y ¿Qué ví? Ví al mismo niño al cuál llevo viendo desde hace unas semanas atrás, ese niño preso de unos sentimientos de los cuáles quiere desquitarse, es como si fuera un castigo por todo el mal que haya podido hacer en un pasado, no quiero vivir así, no quiero estar aquí así, quiero irme, pero eso sería huir ¿no? y eso de huir lo hacen los perdedores, yo he podido ser muchas cosas en estos 18 años de vida pero jamás he sido un perdedor, o al menos nunca me he sentido como tal, siempre lucho hasta que no me queda más sangre por derramar, hasta que ya no tengo ni una gota de sudor para expulsar hasta que acaba mi aliento, nunca he tenido límites y si fallé, al menos fallé en el intento, jamás me permití el lujo de decir no puedo hacer esto por que sé como mínimo podía luchar por ello y si no lo conseguía, al menos lo habría intentado... Y por eso estoy aquí, día a día luchando por seguir hacia adelante, sobrepasando esos obstáculos, ya que los obstáculos son aquellas cosas que se ven cuando se aparta la vista de los objetivos, y hoy tan solo tengo que marcarme objetivos a seguir, mañana al levantarme habrá un nuevo objetivo y así seguidamente. Sinceramente, si hecho la vista atrás veo un camino lleno de piedras, es curioso, mientras iva por ese camino, las piedras eran enormes, ahora que me fijo bien, son enanas... ¿Qué quiero decir esto? Pues que no queremos ver lo que es la vida, que todo lo que vivimos día a día no es ni la mitad de lo que nos queda por vivir en un futuro, que a veces podemos pasarnos semanas o días, sin vivir nada, y en tan solo un segundo se presenta, delante nuestra, una nueva vida llena de objetivos.

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